Nos dijo que eran 400 euros, tomó el dinero y lo empezó a contar en la mesa en voz alta, 100, 200, 300, 400...


Publicado en: AVA
Testimonio de la mamá de Triana


Voy a tratar de plasmar en este testimonio con la mayor claridad mi experiencia, para que mi dolor y mi sufrimiento, como parte positiva, sirva para que otras mujeres no pasen por esto.

Yo ya soy madre de un niño de 10 años de la relación con mi marido que terminó, ahora tengo otra pareja que es con la que he vivido esta terrible experiencia. Mi pareja actual está separada como yo, pero no tiene hijos. Yo en principio después de tener a mi hijo no me planteaba, en principio, tener más hijos pero como mi pareja actual no tenía, me decía que le haría muchísima ilusión tenerlos, cosa lógica, y de nuevo apareció el planteamiento de tener hijos.

Hace un año y medio aproximadamente me quedé embarazada, él aún no estaba divorciado, y en medio de la confusión de todo pues hablamos del tema del aborto y él me dijo que eso nunca, que ya se afrontaría del modo que fuese, pero en medio de todo esto empecé a manchar y fui al médico y tenía un embarazo extrauterino, inviable a todos los efectos. Se armó el revuelo mis padres se enteraron, mi hermana, mis amigas. Y claro como la situación no estaba normalizada, por no haberse tramitado aún el divorcio de él, etc., etc., todos me decían que era lo mejor que me había podido pasar, haber perdido este hijo. Yo no entendía como me podían decir esto, y todo esto lo cuento a propósito y como contexto de lo ocurrido después. Mi pareja en este caso me apoyó mucho, los dos lloramos la pena de nuestro hijo perdido.

Visto que este embarazo había venido en un momento complicado, pensamos en esperar a tener de nuevo cuando la situación estuviese regularizada y bien, la situación se regularizó en parte. El divorcio ya estaba pero faltaban por resolver algunas cosas más, pero en medio de esto y sin querer, me quedé embarazada de nuevo. Mientras esperábamos los días que se retrasaba la regla y se presumía que podía estar embarazada, todo esto antes de hacer la prueba, él se mostraba contento y bromeábamos con los nombres y el lugar del bautizo, etc. etc. Llegó el día en que hicimos la prueba los dos juntos en mi casa y salieron las dos rayitas, ya el semblante de él cambio, y se produce ese momento de susto, preocupación, y salió una vez más el tema del aborto. En principio parecía que todo iba a ir adelante pero en los siguientes días, él me decía que claro que teniendo opción de quitar el problema, pues él consideraba que quizá lo debería de tener en cuenta, porque claro recién divorciado y en unos meses con un hijo de otra persona pues claro ¡¡¡Qué vergüenza¡¡¡

Yo me indigné muchísimo y le dije que yo quería tener a nuestra niña (digo niña porque era lo que queríamos que fuese) y que él quería matarla, que cómo quería que hiciese eso si él llevaba tiempo diciéndome que se moría por formar una familia conmigo, por ser padre, y casarnos etc. etc. Y empezó la carrera mortal hacia el aborto.

Después de discutir varios días, me pasó por correo electrónico páginas sobre clínicas donde había esas secciones de preguntas frecuentes donde te ponen una lista de preguntas y sus respuestas donde parece que no pasa nada, que todo es legal, maravilloso etc, etc. Yo ya estaba sumida en el más profundo dolor y confusión y visto que en el embarazo anterior no se presumían apoyos de familia, hermana, amigas y en éste me falló la pareja, que es la parte más importante, pues pedí la cita en la clínica para ir a abortar. La cita me la dieron para una semana después, yo me moría porque el cambiara de opinión y un día amaneciera diciendo que me apoyaba y que íbamos a tener esa niña tan deseada. Pues no ocurrió; yo me sentía aturdida y sin salida y sin otra opción, y resignada a hacerlo con una absurda seguridad de la que en estos momentos estoy pagando las consecuencias.

Y llegó el día de la cita en la clínica: pasamos a la sala de espera, preciosa por cierto con lo que recaudan, llena de gente, por cierto, todas a lo mismo, ¡¡¡¡qué triste¡¡¡¡ Yo me sentía horriblemente mal, él estaba allí conmigo, y allí entraba una mujer en la sala de espera que iba voceando el nombre de la persona a la que le tocaba pasar, con el tono del que está arreando vacas. A mí eso ya no me pareció nada bien. Y llegó mi turno, allí fue la señora, gritó mi nombre y pasaos a un despacho donde la señora nos hizo unas preguntas para una supuesta historia, cuatro preguntas de protocolo, la mujer recostada en el sillón, vamos como en la playa, y pasando de todo.

Una vez finalizadas las preguntas nos dijo que eran 400 euros, tomó el dinero y lo empezó a contar en la mesa en voz alta, 100, 200, 300, 400... como si fuera el precio que habíamos pagado en el mercado de ganados por cuatro tostones que van a ir al matadero. Después de haberse guardado el dinero, me preguntó si estaba convencida. Yo respondí sí, pero por supuesto no lo estaba pero ya lo había decidido (por mi pareja y por salvar su pellejo socialmente estoy pagando un precio que yo no quería pagar).

Después pasé al despacho del psiquiatra, ya sola sin mi pareja. Yo pensaba: quizá no cumplo los requisitos legales y me dicen que no. Tonta de mí, allí el señor tenía un folio totalmente escrito ya, y debajo de ese otros tantos iguales y con un espacio en la parte de arriba donde escribió cuatro tonterías que me preguntó, como que si había dormido mal esos días que si había llorado y otras tontería más, por supuesto no había dormido y había llorado, pero eso pasa en la mayoría de los embarazos porque el cuerpo está en una situación que descontrola el ánimo y demás.
De allí pasé a otro despacho donde apareció un médico que me hizo una ecografía, me puso una inyección y me tomó la tensión prácticamente sin mediar palabra y sin mirarme siquiera. Sí me preguntó que si era alérgica a algo y poco más, pero vamos nada para poder saber si la anestesia que me iban a poner después me iba a matar o no, y me dio el papel del consentimiento para que lo firmara y porque me puse a leerlo detalladamente me miró hasta mal. Total que lo leí por encima en unos segundos y ala... al servicio y a ponerte la bata y las calzas y al quirófano. Allí entró el médico, con una chica de prácticas y otro hombre que era el que me acompañó al quirófano y que es el que ayudaba, y sí me pusieron la anestesia pero aún así me dolió muchísimo pero aparte del dolor físico el dolor moral, y el horror del ruido de los instrumentos como en una carnicería, la goma esa del aspirador, total un horror, en medio de todo esto yo me quejaba discretamente y les decía que me encontraba mal, pero simplemente me daban conversación del tiempo y de la crisis y nada más.

Cuando acabaron y me levanté de esa mesa maldita querían que ya me vistiese y me saliese pero yo me encontraba mal y entonces me llevaron a una habitación con varias camas, allí me dejaron con una palangana como compañía porque les dije que tenía ganas de vomitar y punto final. Al rato volvieron, me vestí, fui a otro despacho donde me dieron un tratamiento y un supuesto informe para que fuese a revisarme a un ginecólogo en una semana.

Conclusión: las clínicas pasan de las mujeres que acuden allí, solo quieren recaudar y les importa muy poco todo. Salí de allí desolada, mi pareja me pidió perdón una y mil veces pero mi hija ya no estaba, yo estaba vacía y simplemente le dije “espero que esto te sirva de algo”. Yo no sé de lo que le va a servir a él porque la relación se tambalea seriamente y no sé si voy a seguir con él, pero a mí me ha servido para saber que he cometido el error más grande de mi vida, que yo me sentía llena y ahora estoy vacía, y por esto he querido trasmitir mi experiencia para evitar que otras madres antes de tomar esa decisión lo piensen, lo valoren y se dejen ayudar y asesorar ANTES. Y no pasar por las pesadillas de después, la sensación de fracaso, de que la vida te va a castigar por haber hecho esto.